Hay terapias que suelen despertar curiosidad, dudas o incluso escepticismo. La hipnosis clínica es una de ellas. Sin embargo, lejos de ser un recurso alternativo o anecdótico, forma parte del arsenal terapéutico de algunos de los centros más avanzados en Europa en el tratamiento del dolor.
La semana pasada estuvimos en el Swiss Pain Institute, en Lausanne (Suiza), observando de primera mano cómo se integra la hipnosis en el abordaje del dolor crónico y en determinados procedimientos. Tres días completos, más de cincuenta casos reales, y una idea clara: la hipnosis clínica, cuando está bien aplicada y basada en evidencia, puede marcar una diferencia en el control del dolor de algunos pacientes.
Qué es realmente la hipnosis clínica (y qué no es)
La hipnosis clínica no es sugestión teatral ni un estado de “pérdida de control”. Es una técnica guiada por profesionales sanitarios formados, cuyo objetivo es inducir un estado de concentración profunda que permite modular la respuesta al dolor, la ansiedad y la percepción sensorial.
La literatura científica —desde The Lancet hasta Neuroscience & Biobehavioral Reviews— describe cambios objetivos en regiones cerebrales relacionadas con la interpretación del dolor, la regulación emocional y la atención. No sustituye a otros tratamientos, ni pretende “reemplazar” la anestesia, sino complementarla y reforzarla.
Cómo se utiliza en Suiza (y por qué nos llamó la atención)
Lo más llamativo de la experiencia en Lausanne no fue la teoría, sino la práctica. En Suiza, la hipnosis clínica convive con técnicas intervencionistas, neuromodulación, bloqueos nerviosos y farmacoterapia avanzada. Se aplica en:
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Procedimientos intervencionistas para el dolor
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Cirugía menor asociada a anestesia local
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Control de ansiedad y dolor perioperatorio
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Casos de dolor crónico complejos, especialmente con componente central
En algunos casos seleccionados, incluso en procedimientos quirúrgicos mayores como complemento anestésico. En otras palabras: donde aporta, se usa; donde no, se respeta la evidencia y se combina con otros tratamientos.
Este enfoque pragmático y multidisciplinar es quizá la lección más útil: no se trata de “creer o no creer en la hipnosis”, sino de saber cuándo tiene sentido clínico aplicarla.
Qué dice la evidencia hoy
La evidencia avala su utilidad en:
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Dolor neuropático
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Dolor postoperatorio
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Fibromialgia y síndromes de sensibilización central
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Procedimientos médicos que generan ansiedad o molestia
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Dolor oncológico y cuidados paliativos
No es una panacea, ni está indicada para todos los perfiles, pero sí una herramienta con respaldo científico creciente y un rol claro en sistemas sanitarios como el suizo, francés o belga.
España: por qué va más lento, y por qué cambiará
En España, la hipnosis clínica todavía no forma parte habitual de los protocolos hospitalarios. Los motivos son conocidos: falta de formación reglada, desconocimiento general, y un ecosistema sanitario donde lo innovador tarda más en incorporarse.
Pero el avance es cuestión de tiempo. La medicina del dolor está evolucionando hacia equipos multidisciplinares, abordajes biopsicosociales y medicina basada en evidencia, y en ese contexto la hipnosis tiene un espacio definido.
Nuestra estancia en Suiza refuerza algo que ya sabemos: cuando el objetivo es aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida, cualquier herramienta útil merece ser explorada con rigor.
Lo que nos traemos a casa
Volvemos con ideas, aprendizajes y la convicción de que seguir observando modelos internacionales es imprescindible para avanzar. Explorar nuevas perspectivas no sustituye nuestro modelo; lo completa.
En próximas semanas compartiremos más contenido sobre cómo se aplica esta técnica en Europa y qué evidencia existe para patologías concretas.
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